Historia de La Terraza

Uno de los momentos más interesantes de la historia de la arquitectura moderna en Galicia, es aquella que corresponde a la construcción de Kioscos y Pabellones de las dos primeras décadas del siglo XX, que se situaban en zonas de relleno ganadas al mar en ciudades costeras.
En la ciudad de A Coruña, es en los jardines de Méndez Nuñez, conocidos popularmente por «Relleno», donde van a surgir este tipo de instalaciones. Una de ellas será La Terraza, que posteriormente será trasladada a Sada.
En un principio se trataba de pequeños «aguaduchos», puestos de venta de bebidas, que estarían ligados a la actividad portuaria y a la construcción de los muelles. Desde 1899, serán sustituidos por «elegantes Kioscos de cuatro metros de lado para la venta de refrescos y golosinas», que nos anuncian nuevos usos del espacio que se va configurando como área de ocio, de paseo, de esparcimiento.
Son los edificios de ocio en La Coruña en los años veinte: la arquitectura de ocio será una arquitectura de ruptura con el academicismo, sobre todo en su primera época, en la que los elementos compositivos de la Sezesion vienesa serán cita obligada en los Kioscos y Pabellones que se instalarán en el «Relleno». Se trata de una arquitectura frágil, alegre, transparente, una arquitectura de evasión para la evasión.
El vidrio y la madera serán protagonistas fundamentales de unos espacios amplios, permeables con el entorno circundante , abiertos a los jardines, al paseo y al mar. A partir de 1912, el carácter provisional de las instalaciones empieza a transformarse en algo más duradero, al establecerse relaciones de concesiones entre el Ayuntamiento y los particulares por períodos de tiempo más amplio, de hasta 20 años, lo que posibilitará una mayor inversión y por lo tanto un mayor volumen de las obras a realizar. Esto abrirá una nueva etapa, en que la madera o el vidrio serán sustituidos por materiales como el cemento armado y el hierro fundido, pero siempre siempre respetando la apertura al espacio circundante.

«La Terraza», hoy en Sada (1912, Antonio López Hernández), el Kiosco Alfonso (1912, Rafael González Villar), el Salón Cinema Coruña (1912, Pedro Mariño) o el Pabellón Lino, fueron ejemplos del clima y del paisaje urbano creado en esta área que se convirtió en una auténtica sala de estar y paseo de la nueva ciudad surgida al amparo de la industria y del comercio ultramarino. Cuando en los años 1919-20 «La Terraza» es desmontada y trasladada a Sada, es acristalada en la búsqueda de una piel suave que haga posible esa agradable sensación de contemplación, y por lo tanto, de posesión del espacio exterior, manteniendo la protección.

El Kiosco «La Terraza» está situado en el paseo marítimo de Sada, y a lo largo de los años se vino a convertir en símbolo de esta villa, como una síntesis de tres materiales, madera, hierro y vidrio, así como en uno de los edificios más representativos del movimiento modernista de Galicia.
En su volumen inicial tenía planta rectangular, con un frente de 33,5m y un fondo de 5,5m, si bien años más tarde se le adosó a la fachada posterior un cuerpo destinado a servicios (aseos, cocina y almacén) en obra de fábrica y pilares de hormigón, en una longitud de 16,65m y un fondo de 3m , desvirtuando totalmente la obra original.
Posee planta de sótano, que levanta 1m sobre la rasante del terreno, planta baja de 3,35m de altura libre, en la que se sitúa la barra de la cafetería, restaurante y zona de servicios, y una planta superior de 4m de altura libre, totalmente diáfana, con diferentes usos a lo largo de los años.
El edificio es simétrico respecto a un eje central perpendicular a la fachada. El acceso está situado en el centro de este eje, levantándose la planta baja aproximadamente un metro, con objeto de dar luz y ventilación al sótano.
La estructura se resuelve a base de pilares de madera de sección 8x14cm, situados rítmicamente a lo largo de las fachadas principales, y que al tiempo que realizan la función estructural, sirven de elementos de encaje de los módulos en los que, tanto en la planta baja como en la planta alta, están divididas las fachadas. Dichos módulos son los elementos constitutivos de la membrana de vidrio y madera que, a modo de galería de invernadero, aísla el espacio interior, abriéndolo al mismo tiempo al ambiente urbano. Esta membrana está modulada a base de elementos diferentes que, en número de 15 por planta en las fachadas longitudinales, y de 3 en las laterales, nos remiten a las dos etapas fundamentales de construcción del edificio.
En la planta baja los módulos son fijos, si exceptuamos la puerta principal de acceso al edificio, y las de las fachadas laterales y posterior, por las que se accede a la terraza circundante. Hay dos tipos de módulos: uno más estrecho (de 1.40 m.de ancho), del que hay 6 en la fachada principal, y 2 en las laterales; y otro segundo tipo más ancho (de 2,50 m.), del que hay 8 en la fachada principal y 1 en cada fachada lateral. Por último, está el modulo central de acceso, en el que se encuentra la puerta de entrada, y que fue añadido cuando se instaló en Sada, ya que en A Coruña los accesos estaban situados simétricamente en la fachada principal. Estos módulos de la planta de acceso ya figuran el el proyecto firmado por Antonio López Hernández en otoño de 1912. Aquí figuraban también los dibujos de los antepechos de madera que conformaban la parte inferior de los módulos, ahora profundamente modificados, ya que los de la planta baja fueros sustituidos por un tabicón de obra de fábrica y en los de la planta superior se eliminó el acristalamiento que existía en todos ellos, excepto en los que dan a las fachadas laterales, que aún conservan la primitiva disposición. Completan la cáscara del edificio en la planta superior otros dos tipos de módulos que se corresponden en vertical con los de la planta inferior

Uno de los aspectos más interesantes de esta planta alta es el de la policromía de los cristales, que crean un ambiente cálido al ser atravesados por la luz exterior, correspondiendo toda esto a la última fase de la construcción de La Terraza en su época coruñesa. También es de destacar el módulo añadido en esta primera planta sobre la puerta de acceso de la planta baja, que conecta con un balcón que cubre la entrada al edificio, que no existía en su emplazamiento original.
La estructura se completa en la parte superior con una sucesión de cerchas metálicas apoyadas en los pilares de madera en las que el hierro se dispone en figuras geométricas de clara inspiración modernista. Sobre las cerchas un entablillado de madera soporta las láminas de zinc que debieron sustituir la primitiva lona embreada que cubría este tipo de construcciones. Toda una serie de remates centrales enfatizaban las puertas de acceso al interior y rompían la continuidad del alero con el que volaba la cubierta a lo largo de las fachadas; estos remates se suprimieron al trasladarse a Sada el edificio. Por último cabe señalar que en la planta baja se añadieron posteriormente unos pilares centrales con el fin de poder soportar las sobrecargas a las que se sometió al servir la planta superior como sala de baile. Las dos plantas del edificio se comunican a través de una escalera interior, centrada, frente a la puerta principal, que se bifurca a la derecha y a la izquierda a partir de un descanso intermedio. En el edificio existente en La Coruña, el acceso a la parte superior se realizaba por las fachadas laterales a partir de escaleras adosadas exteriores, que también fueron suprimidas en el traslado. La ampliación de la parte posterior, motivada por la instalación de unos servicios y cocina, se realiza en obra de fabrica con estructura de hormigón y rompe la forma rectangular primitiva, al tiempo que desvirtuó toda la fachada posterior, ya que fue realizado sin ningún tipo de interés, de una manera lamentable.

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